MENSAJE DE LA SUPERIORA GENERAL

“Muchas Felicidades, a todos los que en esta familia la invocamos como nuestra sin igual Madre y protectora, como la llamaba e invocaba el Padre Zegrí. Madre, porque es Ella quien nos engendra, como engendró a su Hijo, para vivir como hijos e hijas de Dios, y protectora porque, como buena Madre, siempre nos revela el rostro misericordioso de Dios librándonos de todos los peligros que nos acechan.

Que todos, y todas, pasemos este día 24 de septiembre iluminados por la presencia de María de la Merced, liberadora de cautivos, y artífice de la obra redentora de la merced en la que se inspira nuestra misión en la Iglesia.

Nos unimos, pues, en una intensa oración en torno a nuestra Madre de la Merced para que, de este 24 de septiembre, pueda brotar algo nuevo y distinto que llene de esperanza y de bendición nuestra vida y misión. Pido a todos ir reflexionando el documento base del Capítulo y respondiendo a sus cuestionamientos. Es una manera bonita de celebrar este año la fiesta de nuestra Madre de la Merced. Os recuerdo también, no olvidar, ni dejar de tener gestos de caridad redentora en nuestros ambientes y fuera de ellos, porque ser merced es ser misericordia, es amar como ama Dios.

Con estos sentimientos, os deseo a todos que pasemos una feliz fiesta, festejando a nuestra sin igual Madre y protectora, recordando en nuestras plegarias a familiares, amigos, bienhechores y destinatarios de nuestra misión.

Recibid un fuerte abrazo, al que se unen las hermanas del Consejo general.”

  Aurora Calvo Ruiz y su consejo